El cuento “La Carta” de José Luis González es posiblemente uno de los cuentos más conocidos la literatura puertorriqueña del siglo XX. Su brevedad contribuye a la accesibilidad de lectura. Pero precisamente en esa brevedad logra sintetizar muchos aspectos socioculturales implícitos en el iceberg de significado del cual el cuento es solo la punta.
De forma efectiva mediante el pretexto de la carta a su madre, González consigue una caracterización efectiva y profunda del personaje que escribe dicha carta: Juan. La ortografía defectuosa ofrece inmediatamente la posibilidad de inferir que recibió una educación apenas funcional. En el contenido de la carta, Juan pretende establecer una diferencia en su bienestar contrastando la vida de ciudad con la de “la central allá”. Lo cual implica su origen en el campo posiblemente cerca de una central azucarera lo cual engrana efectivamente con la construcción del contexto histórico que sugiere la fecha de la carta.
Este cuento breve es sumamente incisivo en el contenido histórico que lo enmarca y es imposible profundizar en lo que cuenta sin atender el contorno socioeconómico de la época: la migración del campo a la ciudad, la promesa de prosperidad de la modernidad urbana, la pobreza y el desempleo que encontraron muchos de los que abandonaron el campo para mudarse a la urbe. También quisiera argumentar que el contenido de la carta que Juan escribe también permite interpretar algunos de sus valores personales: el amor por su madre y la necesidad de esconder su pobreza para no causar angustia. La mentira que constituye la carta permite observar las preocupaciones de Juan y posiblemente su nostalgia por su hogar de origen.
Desde el punto de vista técnico, este cuento atiende uno de las tesis de Piglia: “Un cuento siempre cuenta dos historias”. Primero, está la carta que Juan escribe a su mamá, donde él cuenta su situación. Luego, están los dos párrafos finales contados por un narrador extradiegético objetivo que se suscribe a contar exclusivamente lo visible, sin internalizar en los pensamientos de Juan. Opino que esta es una decisión narrativa acertada de González porque sería innecesario profundizar en la psiquis de Juan cuando el contraste entre lo observable a simple vista y el contenido de la carta consiguen construir el significado del cuento.
Creo que precisamente el cruce entre estos dos segmentos en “La Carta” es lo que la convierte en un ejercicio narrativo efectivo que puede conmover al lector: uno tiene que construir lo que no dice el cuento directamente en ese espacio que intersecan los dos cuentos. En otras palabras, hay un tercer cuento en “La Carta”, que es el que el lector logra ensamblar a partir del cruce entre la mentira de Juan a su madre y la escena observable a simple vista.
La lectura de este cuento funciona a diferentes niveles de profundidad porque se puede leer simplemente como la anécdota de cómo el personaje le miente a su madre o se puede leer como una punta de iceberg que encierra un significado extenso pero que requiere de la participación de un lector inteligente.
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