miércoles, 20 de junio de 2007

Segundo Recuerdo

Neri no era mi tía, no era parte de mi familia por criterios genéticos ni gubernamentales. Llegaba todas las mañanas a mi casa, con un ánimo envidiable. Usaba unos anteojos que a mí me parecían demasiado grandes para sus ojos chiquitos.

Nos cuidaba a mis hermanos y a mí. Tenía autoridad para castigarnos y mandarnos a dormir la siesta, eso lo teníamos claro. Sin embargo no recuerdo que lo haya hecho nunca.

Neri tenía una piel bien blanca y el pelo negro, yo creía que podía ser la hermana de Blancanieves. Siempre olía a jabón, cuando tuve edad entendí que era porque también se dedicaba a lavar ropa para otras personas. Como Blancanieves, Neri no tenía mamá, la criaba una tía.

A mi hermano de cuatro años le encantaba la leche, se tomaba casi un litro al día, además de comer bien. Mamá decía que era demasiado. Mi hermano le decía "me querés matar de hambre". Neri que no pudo tomar suficiente leche cuando era niña, no se la iba a negar jamás a mi hermano aunque fuera demasiado.

Como mucha gente de provincia, se conocía de memoria refranes del "Martín Fierro" y cuando mi hermana y yo armábamos esas trifulcas épicas por culpa de alguna muñeca, nos decía:
Que los hermanos sean unidos,
Porque esa es la ley primera,
que si los hermanos se pelean,
los devoran los de afuera.
No sé si Neri aprendió a leer alguna vez.


Mi mamá se sentaba a tomar mate o café con ella. Mi mamá era la que muchas veces hacía el café, a Neri le gustaba el mate. El mate con azúcar ayuda a que uno sienta menos el hambre. En las telenovelas mexicanas que veía a escondidas de mis papás, las sirvientas siempre servían a los señores y jamas se sentaban en la misma mesa. Por eso nunca se me ocurrió que Neri fuera una empleada de nosotros.
A veces veía cuando mi mamá le pagaba, pero yo sabía que Neri no cobraba extra por querernos.

Cuando nos fuimos de Argentina, Neri se quedó en nuestra casa, ella y su tía se quedaban sin dónde vivir por esa época.

Cuando murió, yo no sabía que sentir. Había bloqueado muchos recuerdos para no extrañar. A veces me chispoteaba extrañar un poquito y me sentía culpable; aquí estábamos bien. Cuando me dijeron que había muerto, me sentí culpable por no haberla extrañado hasta ese día.

Gracias a Neri, sin haber leído el Martín Fierro, sé...
...que los hermanos sean unidos...

1 comentario:

Unknown dijo...

AOUCH, wow, la verdad que tenes toda la razon, voy a poder tener un libro en la biblioteca de MIS RECUERDOS! que cool!
(hablo la hermana hueca de la literaria) jajajaja
Gracias por traer estos hermosos recuerdos a mi mente!

Columbine

Yo tenía 17 años. Fue, quizás, la primera vez que gané conciencia de que mi generación era capaz del horror. Hasta entonces, el horror era u...