lunes, 30 de julio de 2018

Cuéntame lo mucho que he amado

Mirarse en el espejo de las dudas es es ejercicio de conciencia más estremecedor que hay.
Saberse vulnerable...
Hay una conversación interna que no se acaba nunca, a veces logramos ahogar sus sonidos con el ruido del mundo. Pero cuando vuelve el silencio, en la soledad del dolor, no podemos evitar oír las voces que nos han acompañado toda la vida.

"La conversación interna" es el diálogo fundamental, que nos enfrenta a los miedos y a las mentiras que nos hemos dicho a nosotros mismos. ¿De dónde viene el dolor? ¿Qué hace el dolor?

El dolor es un animal extraño; es el monstruo al otro lado de la puerta que todos tememos abrir. 

El miedo al dolor puede ser peor que el dolor mismo. La negación del dolor puede ser más terrible que mirarle a la cara. El miedo es humano, es real, es vida. No sufrir es no estar vivo.

Mi padre ha muerto.

Siento dolor.

Estoy viva.

Abrazo mi dolor.

Lo miro a la cara.

Lo arropo con la compasión de saberme herida.

Miro mi dolor y sonrío.

Mi dolor es hermoso.

Mi dolor es amor.

Es ausencia y nostalgia.

Es el eco de risas pasadas.

Estoy viva.

Siento dolor.

El dolor es vida.

¿Por qué correr y esconderme del dolor?

 Mejor permito que camine a mi lado y me haga compañía por un rato.

En algún momento será más débil y no podrá seguirme el paso.

Pero debo ser su amiga, no puedo huirle para siempre, temerle para siempre.

Siendo humana, teniendo un corazón que late, seguro vendrá a visitarme otras veces.

No quiero seguir escondiéndome detrás de la puerta para no dejarlo pasar. No puedo.

Si cierro la puerta, más nadie podrá entrar.

Cerrarle la puerta, es prohibirle el paso a la vida, al amor, a la alegría...

a la intensidad.

Mi dolor es intenso, como yo. Por eso somos amigos.

Quiero que mi amigo el dolor sea libre, que llegue cuando sea necesario y se vaya cuando ya no tenga nada que hacer aquí.

Entra, amigo dolor, siéntate, y hazme compañía un rato. Cuéntame lo mucho que he amado.

Cuando tengas que irte, la puerta está abierta, y seguirá siempre abierta para ti.

Porque estoy viva,

Porque amo

1 comentario:

Brelys dijo...

Eres valiente al desnudar la realidad del dolor, a la que todos huímos. Un fuerte abrazo.

Columbine

Yo tenía 17 años. Fue, quizás, la primera vez que gané conciencia de que mi generación era capaz del horror. Hasta entonces, el horror era u...